La Rafaela de estos días no es la misma de hace unos años. La ciudad ha ido creciendo en población y complejidad, y progresivamente se ha ido asentando un fenómeno típico de las grandes urbes latinoamericanas industrializadas: la violencia. En todas sus formas: conflictos familiares, entre vecinos, violencia de género, ajustes de cuentas, asaltos, uso de armas blancas y armas de fuego. Desde hace varios meses, y cada vez con más fuerza, la agenda pública de Rafaela se encuentra completamente atravesada por un tópico: la inseguridad. Pero hay una cuestión que es crucial y fundamental entender: las causas de este fenómeno no son de ayer, ni del mes o el año pasado; este fenómeno es resultado de un caldo que se ha venido configurando desde hace ya unos 30 o 40 años. Ante esta realidad, y analizándolo en prospectiva, es especialmente preocupante las situaciones de violencias que involucran a niños, niñas y jóvenes, tanto desde el rol de víctimas como victimarios. Pero ojo: este es un
Matías Martínez Sella. Rafaela, Santa Fe, Argentina. Socialdemócrata. Militante de Ciudad Progresista. Profe de secundaria. Estudiante de Ingeniería Industrial en la UTN Rafaela.