La ciudad de Rafaela se encuentra hoy en un punto de inflexión de su proceso histórico. Hay una vieja ciudad que muere, y una nueva ciudad que nace y, en el medio, nuevos problemas y desafíos. Y, tal como lo he descripto en la nota anterior, el camino hacia el futuro de esta nueva Rafaela debe ser el que marca el concepto de Desarrollo Territorial. Ahora bien, ¿qué políticas son esenciales para desandar esa ruta?
En primer lugar, es importante señalar que de nada serviría un mega plan, detallado al milímetro, escrito desde un escritorio, en un cuarto cerrado, porque llevaría mucho tiempo crearlo y, una vez listo, en pocos meses quedaría obsoleto, dada la tan cambiante realidad en la que vivimos. Por el contrario, la nueva política de desarrollo territorial local debe ser diagramada en términos estratégicos, integrando tres o cuatro ejes esenciales, posibles de ser adaptables a cada momento y consensuados por toda la comunidad local.
En ese sentido, los autores uruguayos Marsiglia y Arocena proponen una política estratégica e integral donde se aborden esencialmente las cuestiones económicas, sociales, ambientales, de educación y de descentralización.
Política económica. En términos de la economía rafaelina, la comunidad debe decididamente encarar un proceso de transformación de su matriz productiva, con el paradigma de la Industria 4.0 como horizonte. Para ello resulta clave una fuerte línea de acción en actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para aumentar el volumen de conocimientos, capacidades y herramientas tecnológicas locales e incorporarlas en los procesos productivos. Y, además, en este marco, apostar a fortalecer con recursos y capacidades los circuitos económicos alternativos que comprenden la economía social y solidaria, que poseen una dinámica de funcionamiento distinta al capitalismo clásico, pero que son muy importantes en términos sociales y de diversidad e inclusión productiva.
Política social. Ante un importante agotamiento en las últimas décadas de los modelos de Estado de Bienestar de las sociedades occidentales, resulta clave hoy repensar y crear nuevas formas de relación entre Estado, mercado y sociedad, para garantizar efectivamente el bienestar social de toda la comunidad. En términos culturales debemos dejar atrás el concepto de Estado Providencia para encaminarnos hacia el de Sociedad Solidaria, promoviendo la existencia de un tejido social local denso, vivo, con iniciativa, para que sean posibles y efectivas las políticas sociales que el Estado Local impulse. Además, evaluar y replantear los mecanismos locales de redistribución de la riqueza, con el objetivo de disminuir de manera estructural las desigualdades que se vienen configurando en los últimos años.
Política ambiental. Se pueden tener excelentes políticas en los demás temas, pero no tener un claro y firme programa ambiental resulta inadmisible, más aún en los tiempos que corren. Este asunto debe estar orientado por el paradigma del Desarrollo Sostenible, que fue definido por la ONU por primera vez en el año 1987 como aquel que “satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus necesidades”, y que propone, como necesario para lograrlo, un armónico equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y la preservación ambiental. Esta cuestión merece todo un desarrollo aparte, pero como mínimo, la ciudad de Rafaela debe contar con un completo programa que incluya acciones en favor de la agroecología, la preservación y reforestación de arbolado y bosques nativos, la bioconstrucción, la independencia energética con matriz renovable, entre otros temas.
Política educativa. La educación puede tomarse como una responsabilidad menor por los gobiernos locales, ya que los sistemas educativos formales se encuentran en las órbitas provincial (niveles inicial, primario, secundario y terciario) y nacional (nivel universitario), pero el Estado Local debe hacer el esfuerzo y poseer su propio sistema, donde se comprenda a la educación como un componente de todo momento de la vida de las personas. Debe ser un sistema flexible, adaptable a través de los años, que articule con los demás niveles, y debe estar diagramado en torno a cinco propósitos: calificación, integración y movilidad social, reinserción social, emprendedurismo y concientización.
Política de descentralización. Resulta clave para un buen desenvolvimiento del paradigma de desarrollo territorial que el Estado Local promueva una cultura de la descentralización, que atraviese todos los órdenes de las políticas públicas, de forma tanto administrativa como de decisiones, favoreciendo la existencia de un tejido social denso, un sistema de actores locales capaz de recibir, gestionar y hacer propios los recursos transferidos por la descentralización.
Otras consideraciones
El crecimiento poblacional representa también todo un desafío hacia el futuro para la ciudad. La figura 1 describe el comportamiento de esta variable desde los inicios, con la proyección esperada. Podemos observar que, en términos generales, la curva de crecimiento demuestra un comportamiento de función cuadrática, con una especial aceleración a partir de 1950. Es interesante notar que entre mediados de la década de 1970 y mediados de la década de 2010 la población se duplicó -pasó de 50.000 habitantes a 100.000- y, si se sostiene la tendencia, la ciudad contaría para 2030 con unos 120.000 habitantes y unos 140.000 para el año 2040.
Figura 1. Evolución de la cantidad de habitantes de la ciudad de Rafaela.
Fuente: Archivo de Censos Nacionales del INDEC y estimaciones del ICEDEL de Rafaela.
Por otro lado, resulta sumamente necesario en este marco definir una división del territorio de la ciudad -tanto urbano como rural- en sectores o distritos que acompañe la planificación y ejecución de las políticas de descentralización de largo plazo considerando todas las áreas: urbanismo, vivienda, educación, salud, trabajo, servicios públicos, etc. En ese sentido, un tema importante a analizar, y que va a ir agudizándose cada vez más, es la competencia por el acceso al suelo entre la agricultura y la urbanización. El grado de escasez va en aumento, empujando los precios al alza y haciendo cada vez más difícil su acceso para las familias que quieren tener su casa propia.
Por último, otro factor muy importante que no escapa a esta cuestión es el financiamiento y gasto público municipal, ya que sin recursos no hay políticas públicas. Un gran porcentaje de los recursos municipales -aproximadamente un 41%- provienen de coparticipación nacional y provincial y otras transferencias corrientes, y el resto son recursos genuinamente propios provenientes de los impuestos municipales. En la Argentina, el federalismo fiscal es todavía una deuda pendiente, y es un debate que debe darse a nivel nacional y puede llevar mucho tiempo en generar un nuevo esquema, pero por lo pronto, el Estado Local debe necesariamente articular competencias y recursos con los niveles provincial y nacional desde una perspectiva territorial para poder lograr el cumplimiento de los objetivos que plantea el desafío del desarrollo territorial.
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