Los problemas de delincuencia y violencia en la ciudad, todos sabemos muy bien que no son novedad. La mayoría estamos de acuerdo en que es un tema a abordar y resolver de manera urgente. Pero, ¿por qué decimos que se necesita abordarlo y resolverlo “desde la raíz”? Y me permito hacer una muy simplificada analogía pero que sirve a fines de explicar a qué nos referimos: porque hoy vemos que las políticas que se aplican en nuestra ciudad en el “árbol” del delito y la violencia son de “podar” la copa, y que, por supuesto, pasan algunas semanas y volvemos a estar en la misma situación. O peor: pasan algunas semanas, y la situación empeora. Hoy no existe en Rafaela un plan de gestión pública que aborde la problemática desde la raíz de sus múltiples causas y que tienda así a resolver -aunque sea lentamente- de manera realmente sustancial el problema.
Entonces, naturalmente, en estas condiciones, los problemas de delito y violencia en Rafaela no se van a resolver. Si se lo quiere resolver, se necesita un cambio rotundo y empezar a abordarlo con un plan integral desde sus causas raíz.
En ese sentido, en septiembre de 2021 hicimos algunas propuestas vinculadas a este enfoque, y en marzo de 2022 le enviamos una carta abierta al Concejo Municipal y a la Intendencia donde expuse nuestro diagnóstico acerca del tema e insistimos con algunas propuestas. Pero vemos que todo sigue igual.
En cualquier disciplina que requiere resolver problemas, siempre es necesario estudiar en profundidad la situación que se quiere resolver y desentrañar sus causas raíz. Y a partir de ahí, se debe ejecutar un plan integral de acción, con el monitoreo y evaluación de los indicadores y resultados esperados para realizar las correcciones necesarias en dicho plan. En nuestra ciudad, con esta problemática, es eso lo que se debe hacer.
¿Cómo se hace un abordaje integral de la inseguridad y la violencia?
Para el abordaje de esta compleja problemática no existen recetas, pero sí es necesario combinar, por un lado, la toma de experiencias exitosas en otras ciudades y, por otro, un diseño de la política hecho exclusivamente para nuestra realidad local. Es sumamente importante implementar políticas en base a evidencia, por lo que los rafaelinos y rafaelinas no debemos invertir ni un solo peso en políticas que no sabemos si han funcionado en otros lugares, ni mucho menos sin un buen diseño adaptado a la realidad local.
Un ejemplo interesante para tomar es el de la ciudad de Pelotas, del sur de Brasil, que en 2017 lanzó un plan para promover la paz y reducir el crimen y la violencia. Desde el inicio del mismo, la ciudad ha visto una disminución del 76% en los homicidios y del 70% en los robos. Dicho plan incluye más de 30 programas diferentes en torno a cinco áreas principales de intervención: Policía y justicia, Supervisión administrativa, Tecnología, Prevención social y Urbanismo.
En primer lugar, es fundamental realizar un diagnóstico serio y riguroso de la evolución de la problemática en los últimos años y de la situación actual. Este estudio consiste en construir dos mapas: el mapa del delito y el mapa social. El primero debe considerar tipos y cantidades de delitos cometidos distribuidos en el tiempo, fechas y horarios exactos de los mismos, ubicaciones geográficas, géneros y edades de víctimas y victimarios y niveles de impunidad. Para recabar esta información se debe realizar una triangulación entre las áreas de policía, salud y el Ministerio Público de la Acusación. Y el segundo mapa debe considerar la distribución territorial de los indicadores sociales (en especial los hogares con necesidades básicas insatisfechas). Esta información la debe construir el municipio a través del estudio local, similar al que ya viene realizando el ICEDEL, pero con mayor profundidad.
En segundo lugar, se necesita un fuerte liderazgo político de las máximas autoridades locales. La gestión de la política de seguridad no puede ser tomada como un área más del municipio. Esto, considerando la situación actual de suma prioridad que reviste la resolución de esta problemática para nuestra ciudad. El Intendente, el Jefe de Gabinete, el Secretario de Gobierno y el Presidente del Concejo Municipal deben participar activamente de todos los encuentros y reuniones donde se realicen decisiones, evaluaciones y correcciones del plan.
En tercer lugar, se debe diseñar el plan con la máxima articulación de las diferentes áreas para la prevención (educación, salud, cultura, desarrollo humano, empleo) y en conjunto con representantes de la población (vecinales, organizaciones de la sociedad civil, vecinos/as interesados/as).
En cuarto lugar, se debe ejecutar las políticas de manera focalizada territorialmente (en lo que se conoce como “zonas calientes”), en función de la información generada en el diagnóstico inicial y del plan de acción diseñado. En este punto es importante destacar que, ante la situación actual de gran avance del narcotráfico y las organizaciones criminales, no sólo se debe enfocar en la “oferta” (organizaciones delictivas), como viene siendo primordialmente hasta ahora sino, y fundamentalmente, en la “demanda” (personas que demandan los “productos” y “servicios” de las organizaciones criminales).
Finalmente, en quinto lugar, también fundamental: realizar una fuerte inversión en el monitoreo, evaluación y correcciones del plan. Aquí se debe estudiar la evolución de los indicadores clave para analizar la efectividad del plan en ejecución y generar los ajustes correspondientes.
Hasta el momento, el municipio no cuenta con un plan integral. Cuenta más bien con acciones puntuales aisladas dentro del área específica de seguridad, como por ejemplo el “Ojos en Alerta”. Pero tenemos que advertir que, si ese enfoque de trabajo no se cambia, la situación no va a mejorar de manera sostenida. Para que eso ocurra, Rafaela necesita de manera urgente un plan de acción integral.
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