La colonia Rafaela comenzó a formarse en el año 1881, de la mano de la gran inmigración europea que se estaba desarrollando a lo largo y ancho de la región pampeana de la Argentina, en el marco del modelo productivo agroexportador que estaba siendo impulsado en aquellos años a nivel nacional por los gobiernos conservadores del Partido Autonomista Nacional. Así es como fueron arribando a estas tierras miles de trabajadores italianos, alemanes, suizos, españoles y franceses, con sus esperanzas a cuestas, apostando a evadirse de las guerras, las hambrunas y las persecuciones que periódicamente asolaban aquella belicosa Europa, para plantar el árbol del progreso en estas tierras que soñaban como de paz y bonanza (Cecchi, 2007).
Las actividades económicas que aquí se desarrollaban giraban en torno a la producción agrícola-ganadera de la zona, siendo los productos más importantes el trigo, el lino, el maíz y la carne vacuna; una parte de lo producido quedaba aquí y otra parte se enviaba mediante el ferrocarril a los puertos de Rosario y Buenos Aires para su exportación. De esta forma se desarrolló un creciente eslabonamiento productivo alrededor de este rubro: Talleres de reparación de maquinaria agrícola, molinos harineros, frigoríficos, curtiembres y pequeñas industrias lácteas.
Sin embargo, el censo realizado en 1895 indicó que en Santa Fe el 67% de la población vivía en áreas rurales en extrema pobreza, reflejada en los siguientes guarismos: el 35% de las viviendas eran ranchos de adobe y paja, existía una vivienda cada 8 habitantes, y el 48% de la población era analfabeta (Cecchi, 2007), lo cual daba cuenta de una situación social de miserias extremas. Esos pobres hombres y mujeres que se habían asentado recientemente en este país traían ansias de progreso, pero muchos traían consigo también principios e ideas progresistas que estaban diseminadas en aquella Europa convulsionada; así es que entre los inmigrantes se encontraban socialistas, anarquistas y sindicalistas, que pronto fueron desarrollando mecanismos de participación ciudadana y de defensa de sus intereses de clase.
En ese marco, un grupo de jóvenes entusiastas, entre los que se encontraba Juan B. Justo, el 28 de junio de 1896 fundaba en un congreso realizado en la Capital Federal el Partido Socialista Obrero Argentino (PSOA), que unos años después tomaría como nombre definitivo el de Partido Socialista (PS). En la misma sintonía, en Rafaela durante los días de febrero de 1900 se fundaba el Centro Socialista de Rafaela, entre los que se encontraba José Scholtus. José Scholtus había nacido en Bélgica en 1868, arribando a la Argentina el 15 de febrero de 1889 en el buque El Havre, declarando ser de profesión sastre, y radicándose en Rafaela junto a un hermano. Para el año 1900 las reuniones del Centro Socialista de Rafaela se realizaban en su casa de Boulevard Santa Fe, y fue designado agente del periódico socialista La Vanguardia.
Así como La Vanguardia era la herramienta de prensa del socialismo a nivel nacional, en el interior de la Argentina podían encontrarse numerosos periódicos socialistas. Todos, de una u otra manera, tenían designada la tarea de esclarecer la mente del pueblo, de difundir los propósitos, las aspiraciones y las verdades del socialismo (Cecchi, 2007). En el caso de Rafaela, el 1° de marzo de 1900 se fundaba el periódico El Obrero, que tuvo aparición al menos hasta el 4 de julio de 1901, dirigido por Nicanor Álvarez, educador español que había arribado a la Argentina sobre los fines de la década de 1880. Y, por otro lado, el 15 de agosto de 1901 comenzaba a salir a la calle el semanario Tribuna Libre, “Defensor de la clase trabajadora”, fundado y dirigido por Ramón Carrizo, carpintero de origen argentino, teniendo como última edición la del 7 de agosto de 1902.
Aquellos variados elementos de prensa promovían diversas posturas del ideario socialista y en defensa de los intereses de la clase trabajadora, y denunciaban las carencias y la explotación laboral, que eran la moneda corriente de aquellos días. Las miserias que se atravesaban en Rafaela y la zona también eran denunciadas y, en una oportunidad, en un artículo publicado en La Vanguardia en enero de 1899, se indicaba que en la colonia de Josefina, en Santa Fe, un menor de 10 años de edad, Julio De Francisque, había sido contratado como peón por un colono y que en una ocasión, inexperto y débil, el niño se dejó arrastrar la mano por el engranaje de la máquina, quedando cinco horas con el miembro horriblemente destrozado y quemado, clavado en la máquina sin que se lo sacaran. En vez de llevarlo al médico, a las diez de la noche lo llevaron a casa de sus padres, pero temiendo probablemente la desesperación de éstos, dejaron abandonado al niño a tres cuadras de su casa, que con el dolor y la hemorragia, perdió el sentido al llegar a la puerta. Y en otra oportunidad, en una publicación también de La Vanguardia pero de septiembre de 1899, el socialista de la colonia de Esperanza Eugenio Plé manifestaba que en la curtiembre de Federico Meiners se trabajaba desde 6 a 18 en invierno y 14 horas en verano, por un peso y medio y dos pesos (Cecchi, 2007).
El 20 de enero de 1901 se realizaba una Asamblea General del Centro Socialista rafaelino en la que se renovaba la comisión directiva, la cual quedaba constituida con Ramón Carrizo como secretario general, Salvador Cevallos como secretario de actas, León Phileas (francés) como tesorero, y Víctor Velasco, Antonio Herrero (español) y José Theurel (francés) como vocales.
Otro socialista rafaelino de aquellos días fue Gustavo Gunzinger, nacido el 2 de abril de 1859 en Welschenrohr, Suiza, de profesión licorero. Fue uno se los socios fundadores de la Sociedad Suiza de Socorros Mutuos La Unión, fundada el 31 de agosto de 1890 en Rafaela, desempeñándose como vocal entre 1891-1893 y como vicepresidente entre 1897-1904. Era dueño de la “Fonda 3 Suizos”, ubicada en la esquina de Bv. Lehmann y Almafuerte, y cedía su casa para la realización de las reuniones tanto del Centro Socialista como de la Sociedad Suiza.
Los años siguientes fueron de grandes cambios en las configuraciones del socialismo en Argentina. En 1906 se dio la primera escisión del PS, a partir de una corriente interna que promovía una táctica política de acción directa, contraria a la parlamentaria, siendo una de las figuras más destacadas de aquella corriente el militante Julio Arraga, pero no representó un desmembramiento de gran magnitud. Ya en el año 1917 sí se dio la primera gran escisión del PS: con la oleada bolchevique de la Revolución Rusa de octubre, surgió muy firmemente una corriente interna en el seno del PS que planteaba un cambio de paradigma en el socialismo argentino, adhiriendo al concepto promovido por la Tercera Internacional leninista. Así fue que en un polémico congreso del PS esta corriente decidió abandonar el partido y fundó el 6 de enero de 1918 el Partido Socialista Internacional, cambiando definitivamente su nombre al poco tiempo por el de Partido Comunista, que mantiene en la actualidad.
Posteriormente, una vez más se daba una nueva ruptura en el PS: en 1927 surgía un desprendimiento que daba origen al Partido Socialista Independiente, que adoptaba una postura de abierta oposición al gobierno radical de Hipólito Yrigoyen, participando en el golpe cívico-militar que lo derrocó en 1930, e integrando en 1931 la Concordancia, junto al Partido Demócrata Nacional y la Unión Cívica Radical Antipersonalista, una alianza electoral que llegó al poder en 1931 en elecciones ilegítimas, con el liderazgo del general Agustín Pedro Justo y se mantuvo hasta que fue derrocada por la Revolución del 43. Por otro lado, en aquellas elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 1931, el PS había formado una coalición electoral con el Partido Demócrata Progresista llamada Alianza Civil, impulsando la candidatura a presidente de Lisandro de la Torre (PDP) y a vicepresidente de Nicolás Repetto (PS); coalición que se disolvió ese mismo año luego de las elecciones.
Y fue en aquel marco en que en Rafaela un socialista accedió por primera vez a una banca en el Concejo Municipal. En las elecciones provinciales celebradas un 17 de enero de 1932, el militante Leonelo Marchini fue elegido concejal de Rafaela por el Partido Socialista. Marchini había realizado sus estudios secundarios en Sunchales, donde recibió el título de “Idóneo de Farmacia”, desempeñando posteriormente esa profesión. Integró la comisión directiva del Club Atlético Quilmes y la comisión directiva del Centro Socialista de Rafaela. El periódico El Norte, en su edición del Cincuentenario de 1932 lo describía como “hombre de la nueva generación, es un hombre luchador, sereno pero consciente de su ingreso al Partido Socialista que data de 1913 con una interrupción que duró hasta el año 1923 lo que lo ha signado como un espíritu izquierdista” (Mendoza Rubiolo, 2009). En su tarea legislativa realizó “la labor de control y de ajuste de los asuntos comunales; sus proyectos fueron en realidad eficientes y demostrativos de que era un hombre que prefería la acción a la promesa; pensaba que debía hacerse constar el estado real de las finanzas municipales” y luego reconstruirlas “con un presupuesto científico y mesurado, aplicado con energía y sin desviaciones”. Fue elegido nuevamente concejal en las elecciones del 9 de octubre de 1938. En diciembre de 1996, el Concejo Municipal de Rafaela aprobó la Ordenanza N° 2.947, en la que se designó el nombre de “Concejal Leonelo Marchini” a una de las calles de la ciudad. La misma está ubicada en el sector sureste; nace en el Bv. Hipólito Yrigoyen y se extiende hacia el este, representando el límite sur de los barrios Pizzurno y 2 de Abril.
El programa mínimo del Partido Socialista
Finalmente, algo que resulta muy interesante conocer es qué era lo que proponían aquellos primeros socialistas argentinos. En el congreso de fundación de 1896 del flamante PSOA (luego PS), entre otros puntos, el programa de acción mínima proponía:
- Jornada laboral de 8 horas para los adultos, de 6 para jóvenes entre 14 y 18 años, y prohibición del trabajo industrial a menores de 14 años, además del descanso obligatorio de 36 horas continuas por semana.
- A igualdad de trabajo igual remuneración entre los sexos.
- Reglamentación higiénica del trabajo industrial, con limitación del trabajo nocturno a los casos indispensables, y prohibición del trabajo de las mujeres donde se haga peligrar su maternidad, o ataque a la moralidad.
- Responsabilidad de las patronales en los accidentes de trabajo y creación del fuero laboral.
- Abolición del impuesto al consumo, e instauración del impuesto progresivo sobre la renta.
- Instrucción laica y obligatoria para todos los niños hasta 14 años, con cargo al Estado de la manutención de los mismos, cuando fuere necesario.
- Voto secreto y universal para todas las elecciones.
- Autonomía municipal.
- Jurados elegidos por el pueblo para toda clase de delitos.
- Separación de la iglesia del Estado.
- Supresión del ejército permanente.
- Abolición de la pena de muerte.
- Revocabilidad de los representantes electos, en caso de no cumplir el mandato de sus electores.
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