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Breve resumen de la historia del socialismo y la socialdemocracia en el mundo

 


Consideraciones preliminares

Es necesario de entrada establecer esta premisa: En estos temas nadie tiene la verdad absoluta; todo lo que vamos a hablar en esta nota es un mix entre conceptualizaciones subjetivas, hechos históricos e interpretaciones subjetivas. Un liberal o un comunista puede desarrollar desde su perspectiva un relato totalmente distinto de esta misma historia.

Estudiar, reflexionar y re pensar las ideologías es muy importante: El ser humano es un animal que piensa y razona, y ese pensamiento dirige su acción. Todo lo que sea humano tiene ideología, y nada humano escapa de tener ideología. Hasta el “sentido común” es una ideología: es la ideología predominante en una sociedad determinada.

¿Qué es la ideología? Es un conjunto de ideas que caracterizan a una persona, colectividad, escuela, movimiento cultural, religioso o político.

¿Qué es el trabajo? Es un esfuerzo físico y/o intelectual que hace uno o varios seres humanos para obtener un resultado deseado. El trabajo es el elemento transversal de la historia del ser humano; desde que este empieza a usar sus manos para crear fuego y crear la rueda, hasta el día de hoy, podemos afirmar que en general la mayoría de los conflictos de la historia de la humanidad han girado en torno a la tenencia de recursos naturales y a cómo se reparten los esfuerzos y los resultados del trabajo entre los sujetos involucrados.

Y ojo, hay varias formas de trabajo:
  • Trabajo monetizado: esfuerzo que se realiza para obtener un resultado que beneficia a otra persona, y que ésta retribuye con dinero.
  • Trabajo de reproducción: esfuerzo realizado en las tareas del hogar que hacen posible el sostenimiento y la reproducción de la vida humana (cocinar, limpiar el hogar, lavar la vestimenta, cuidar niños y ancianos, realizar trámites familiares, entre muchos otros).
  • Trabajo por satisfacción: esfuerzo que se realiza, sin dinero a cambio, para obtener un resultado que nos dé satisfacción personal (por ejemplo, un hobby).
Comencemos.

La 1ra Revolución Industrial y el nacimiento del socialismo

La ideología socialista nace, esencialmente, como respuesta a los cambios que la Revolución Industrial y el capitalismo estaban generando en la sociedad inglesa y europea de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Con la Primera Revolución Industrial, la producción manufacturera europea pasa de ser de base artesanal a una de base industrial. Sustentada en el carbón como recurso clave, se inventa la máquina de vapor y los artesanos comienzan a utilizarla para mecanizar y realizar a gran escala de manera veloz procesos productivos que antes realizaban a mano y con mucho tiempo invertido. El ejemplo más notorio en esto fue la producción de vestimenta y de elementos metálicos. Esto provocó que el artesano pase a ser dueño de un capital (la máquina) y, como observó que necesitaba más manos para seguir el ritmo productivo de las máquinas, comenzó a contratar empleados para trabajar a cambio de un salario (trabajadores). Y así es como nace el capitalismo.

Esta nueva forma de producción permitió producir mucho más en menos tiempo y más barato, al mismo tiempo que el tren a vapor permitía conectarse mucho más rápido con mercados lejanos y así poder vender mucho más. Aumentó la producción, aumentaron las ventas, aumentó la riqueza de las comunidades que empezaban a ser capitalistas y aumentó enormemente la cantidad de personas que abandonan sus trabajos rurales para acceder a trabajos industriales urbanos. Y así es como nace la gran ciudad moderna. Y su resultado social fundamental fue la consolidación de dos clases sociales bien diferenciadas: los capitalistas (dueños de las máquinas y las fábricas) y los trabajadores (quienes venden a los capitalistas su fuerza y habilidad de trabajo).

También así es como ocurre la Revolución Francesa: Fue encarnada por la clase social burguesa que, dueña de los capitales, se hacía cada vez más rica y poderosa y que, llegado el momento, decide derrocar a la monarquía francesa y su organización feudal, para pasar a ser la fuerza política dominante y establecer una república democrática liberal. Y aquí es donde nace la ideología liberal.

Con la Revolución Francesa nacen dos nuevos conceptos políticos, la “derecha” y la “izquierda”. Surgieron lisa y llanamente porque, en la Asamblea Nacional Constituyente de 1789, a la derecha del presidente se ubicaron los representantes de la monarquía, que se oponían a todo tipo de reformas, y a la izquierda se ubicaron los representantes de la burguesía y el campesinado, que proponían una reforma total que democratizara el poder político en aquella sociedad. Hoy podemos definir simplificadamente ambas corrientes de pensamiento así:
  • Concepto esencial de la derecha: busca dejar todo como está, o volver a como estaba antes. Hoy se ubica aquí a los conservadores y liberales.
  • Concepto esencial de la izquierda: busca achicar -o eliminar- las desigualdades sociales. Hoy se ubica aquí a los socialistas y comunistas.
Ante esta nueva sociedad que estaba naciendo, muchas personas comenzaron a observarla y a criticar los males que generaba: mientras los dueños del capital productivo (los capitalistas) se enriquecían sin parar, los trabajadores (también llamados proletarios) seguían en las mismas condiciones de miseria de siempre, trabajando 10, 12 o 14 horas al día, de lunes a lunes por salarios extremadamente bajos. Así es como, analizando este fenómeno, Karl Marx desarrolla el concepto de plusvalía en su teoría económica: es ese valor económico que el trabajador genera por encima de lo que recibe de salario y que se lo queda el dueño de la máquina y la fábrica (el capitalista). Con la Revolución Industrial nacen las ideas del socialismo utópico, mientras que Karl Marx introduce los conceptos del socialismo científico (uno de ellos, el de la plusvalía).

Y así es como nacía el socialismo en las sociedades europeas a medida que estas se iban industrializando y se iban convirtiendo en capitalistas. Es por ello que tanto al liberalismo como al socialismo se las consideran ideologías hijas de la Revolución Francesa y, en suma, muchos socialistas han postulado que su ideología representaba un estamento superador del liberalismo, ya que éste promovía las libertades civiles y el socialismo le sumaba a esas libertades la promoción de condiciones de igualdad y justicia socioeconómica entre las diferentes clases sociales. Con el pasar de los años, los movimientos socialistas de distintos países fueron tomando cada vez más fuerza y buscaron unirse en una lucha común por las ideas que compartían de un mundo más justo, donde los trabajadores puedan ser dueños realmente del fruto de su trabajo. Así es que en 1864 se funda la Asociación Internacional de Trabajadores (llamada también la Primera Internacional), formada por sindicalistas ingleses, anarquistas y socialistas franceses e italianos republicanos. Sus fines eran la organización política del proletariado en Europa y el resto del mundo, así como un foro para examinar problemas en común y proponer líneas de acción.

Entonces… ¿Cómo podemos definir esencial y simplificadamente al socialismo?:
  • Esencia económica: busca que cada trabajador/a sea dueño/a del fruto de su trabajo.
  • Esencia filosófica: busca que todos podamos trabajar y vivir bien, en un marco de cooperación, con derechos básicos garantizados.
  • Sujeto central del socialismo: el humano. Objeto central del capitalismo: el capital.

La 2da Revolución Industrial y la divisón del socialismo

De la mano de nuevos descubrimientos científicos -como la electricidad y el petróleo- que favorecieron la invención y utilización de nuevas tecnologías de transporte -avión y automóvil- y nuevas tecnologías de comunicación -teléfono y radio- irrumpe en el mundo la Segunda Revolución Industrial (1870-1914). En ella, estas nuevas tecnologías introdujeron nuevas transformaciones en cadena que afectaron al trabajo y al sistema educativo y científico; al tamaño y gestión de las empresas, a la forma de organización del trabajo y al consumo. Su resultado social principal fue la consolidación de la clase social obrera industrial como sub clase trabajadora preponderante por sobre las de los demás rubros (comercio y servicios). Introduce la denominada “primera globalización”, que supuso una progresiva internacionalización de la economía, y que funcionaba de forma creciente a escala mundial por la revolución de los transportes.

En el año 1876 se disuelve la Primera Internacional, y en 1889 se forma la Segunda Internacional, de carácter socialdemócrata, integrada por los partidos socialistas y laboristas que deseaban coordinar su actividad, teniendo como miembros destacados a los partidos de Alemania, España, Francia, Rusia, Austria y Holanda, entre otros. Entre las acciones más reconocibles está la declaración del 1° de mayo como Día Internacional de los trabajadores en 1889 y el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora en 1910.

En 1917 llega el gran quiebre del socialismo: la Revolución Rusa. El movimiento trabajador ruso, con Vladimir Lenin a la cabeza, el cual formaba parte de la Segunda Internacional, derroca a la monarquía rusa y establece el primer Estado Federal de repúblicas socialistas en el mundo: la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), de la cual formaban parte Rusia, Lituania, Georgia, Estonia, Letonia, Ucrania, Bielorrusia, entre otras naciones del Este de Europa y del norte de Asia. Este pasaba a ser el llamado “socialismo real”.

Dentro del gran y diverso movimiento socialista internacional había dos grandes tendencias ideológicas con respecto a la concepción del poder:
  • La socialdemócrata reformista, que postulaba la toma del poder por medio de la vía democrática, y construir una sociedad socialista a través de reformas políticas, económicas, sociales y culturales dentro de un sistema republicano y de partidos.
  • La comunista revolucionaria, que postulaba la toma del poder por medio de la fuerza, y construir una sociedad socialista a través de reformas políticas, económicas, sociales y culturales dentro de un sistema republicano de partido único.
Por otro lado, existían entre ellas también diferencias de concepción sobre la cuestión económica:
  • Sistema socialdemócrata: Economía de mercado con un Estado fuerte que cobre impuestos progresivos sobre las ganancias de las empresas, y que redistribuya esa riqueza en la población en forma de educación pública, salud pública, seguros de desempleo, entre otras políticas sociales.
  • Sistema comunista: Economía centralizada, donde el Estado es dueño de los medios de producción y define los niveles de oferta, demanda, salarios, importaciones y exportaciones, y administra la totalidad de los sistemas de educación, salud y demás políticas sociales.
Pero estas dos corrientes convivían unidas dentro de la Segunda Internacional. Sin embargo, a partir de la Revolución Rusa, la corriente comunista revolucionaria “demuestra” que su postulado era válido y posible de concretar, por lo que decidieron separarse de la corriente socialdemócrata reformista -disolviéndose así en 1916 la Segunda Internacional- y formar su propia asociación: La Tercera Internacional o Internacional Comunista, fundada en 1919 por partidos comunistas de distintos países del mundo. En contrapartida, en 1923 se funda la In-ternacional Obrera y Socialista, integrada básicamente por los diversos partidos socialdemócratas del mundo.

Y a partir de allí, el mundo comienza a dividirse de manera cada vez más marcada, entre un mundo occidental capitalista (Estados Unidos y Europa del oeste) y un mundo oriental comunista (Europa del Este, Rusia y China), marcado más aún con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría. En ese sentido, podemos decir que la corriente comunista tuvo vida principalmente en el mundo oriental y la corriente socialdemócrata en el mundo occidental.

En la Segunda Guerra Mundial, los bloques “occidental capitalista” y “oriental comunista” se unen -llamados “Aliados”- para vencer a las “Potencias del Eje”, integradas principalmente por la Alemania Nazi y la Italia Fascista. Vencen los Aliados, y a partir de allí, desaparecidos los viejos estados nazis y fascistas, comienza la pelea entre el bloque occidental capitalista -con Estados Unidos a la cabeza- y el bloque oriental comunista -con la Unión Soviética a la cabeza- por aplastar al bloque adversario y obtener la hegemonía mundial: la llamada Guerra Fría.

En esta guerra, los dos bloques competían en una carrera militar, tecnológica y económica para demostrar cuál de los dos se consolidaba mejor en esas tres áreas. En ese sentido, en el periodo 1945-1973 -desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la Crisis del Petróleo- se dio lo que se llamó los “Treinta Gloriosos Años del Capitalismo”, en que las principales economías occidentales lograron muy elevados niveles de crecimiento económico y por ende crecimiento de sus riquezas, repartiendo de manera relativamente equitativa dichas riquezas en toda su población a través de políticas de corte keynesianas, socialdemócratas o liberal progresistas (las que podemos englobar en lo que fue conocido como “Estados de Bienestar”).

Esas decisiones políticas distributivas no eran casuales dentro del bloque capitalista. En esencia, el liberalismo capitalista estaba en contra del sistema de impuestos progresivos con redistribución por parte del Estado, pero concedían a los partidos socialdemócratas llevarlas a cabo porque hacían la lectura de que, a partir de la miseria social que había dejado la guerra, si grandes porciones de la población seguían sumergidas en la pobreza, falta de oportunidades y desprotección social, eso podía generar condiciones de malestar social que puedan promover el crecimiento de los partidos comunistas dentro de su propio bloque. Por eso es que, en la etapa de posguerra, casi todos los partidos socialdemócratas tomaron gran fuerza y protagonismo en la Europa occidental, llevando a cabo esas políticas de “Estado de Bienestar”. En ese sentido podemos destacar entre los años 1950 y 2000:

        PARTIDO:         GOBERNÓ:     FIGURA DESTACADA:
PSD sueco 41 años     Olof Palme
PL noruego 35 años     Gro Harlem Brundtland
PSD danés 32 años     Thorvald Stauning (1924)
PSD finlandés 22 años     Kalevi Sorsa
PL inglés 15 años     Clement Attlee
PSD alemán 14 años     Willy Brandt
PSO español 14 años     Felipe Gónzález
PS francés 14 años     Francois Mitterrand
PSI/PD italiano 9 años     Bettino Craxi
PS portugués 8 años     Mário Soares

La 3ra Revolución Industrial y el impulso del neoliberalismo

En 1969, con la invención del primer Controlador Lógico Programable (PLC), existe cierto consenso en marcar que se inició la Tercera Revolución Industrial, la que se sustentó en la electrónica y la informática como recursos clave y en la automatización y robotización de los procesos productivos como tecnología clave. El ejemplo más notorio de esto es un brazo robótico industrial, programado para realizar una serie de tareas productivas que sustituyen a la mano de obra humana en un determinado puesto de trabajo. El resultado social de esta revolución fue el declive de la gruesa clase obrera industrial preponderante en la anterior para pasar a una gran fragmentación y diversificación de las clases trabajadoras (industriales, de comercio y de servicios). También introdujo la llamada “segunda globalización”, con una aún mayor internacionalización de la economía, en la que el diseño de un producto se podría realizar en Finlandia, mientras la producción de las partes se realizaba en Taiwán, con el ensamblaje en India y la comercialización final en Estados Unidos, mientras la empresa dueña de la marca era francesa.

En el año 1973 se da la Crisis del Petróleo y ese crecimiento que el mundo occidental venía experimentando se estanca. Sumado a esto, en la década del ’80, el presidente de los Estados Unidos Ronald Reagan y la primera ministra inglesa Margaret Thatcher le dan el gran impulso a la corriente de pensamiento económico denominada “neoliberalismo”, lo que se vio condensado en el llamado “Consenso de Washington”. Este mismo consistía en un paquete de reformas “estándar” que estos dos líderes políticos y sus países imponían a los países en desarrollo azotados por la crisis financiera, que consistía básicamente en abandonar las políticas de los “Estados de Bienestar” y adoptar políticas neoliberales, las cuales consistían en que los Estados vendan empresas estatales, se retiren de mercados considerados estratégicos para sus naciones, abran sus importaciones de manera indiscriminada y tiendan a dejar de financiar políticas redistributivas como la educación pública, la salud pública, entre otras.

Un dato más que interesante en relación a la visión socialdemócrata sobre la cuestión ambiental: En el año 1987 se publica el “Informe Brundtland” para las Naciones Unidas, también titulado “Nuestro Futuro Común”, que contrasta la postura del desarrollo económico de esa época con la de la sostenibilidad ambiental. Su redacción y publicación fue llevada a cabo por una comisión encabezada por la ex primera ministra socialdemócrata de Noruega Gro Harlem Brundtland, del Partido Laborista Noruego. En este informe se utilizó por primera vez el término “desarrollo sostenible”, y tuvo como propósito analizar, criticar y replantear las políticas de desarrollo económico globalizador, reconociendo que el avance social se estaba (y está) llevando a cabo a un costo medioambiental alto. Implicó un cambio muy importante en cuanto a la idea de sustentabilidad, principalmente ecológica, y a un marco que da también énfasis al contexto económico y social del desarrollo. Este informe se ha convertido en un referente fundacional del desarrollo sostenible.

La Guerra Fría llega a su fin entre 1989 con la caída del Muro de Berlín y 1991 con la disolución de la Unión Soviética, dividiéndose esta en distintas repúblicas democráticas y convirtiéndose su sistema económico al capitalismo.

Así es que, hoy en día, vivimos en un mundo esencialmente capitalista -donde coexisten dueños de capital y trabajadores- de corte neoliberal, con algunas medidas socialistas que quedaron en pie -jornada laboral de ocho horas, descanso dominical, sábado inglés, vacaciones pagas, convenios colectivos de trabajo, impuestos progresivos, sistemas de educación pública, sistemas de salud pública, seguros de desempleo, entre otros.

La 4ta Revolución Industrial y... ¿Una nueva era?

Pero… Surge un interrogante central: ¿Hoy podemos afirmar que el mundo va a seguir igual que como viene siendo desde la caída del Muro de Berlín, con una hegemonía preponderantemente neoliberal y con un liderazgo claro de Estados Unidos? Si la caída del Muro de Berlín de 1989 significó el inicio de un nuevo orden mundial… ¿La Crisis Financiera de 2008 puede haber iniciado la apertura de una nueva era?

Es posible que al día de hoy estemos viviendo una nueva crisis y la apertura de una nueva etapa mundial. La Crisis Financiera de 2008, que afectó en gran medida a las economías de Estados Unidos y Europa, movió los fuertes cimientos que hasta ahora estaba teniendo la hegemonía neoliberal. A partir de ahí, se vino sucediendo un dominó de hechos mundiales que pueden ser la demostración de esta nueva era que el mundo está viviendo: la Cuarta Revolución Industrial (2014), la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos (2017), la Guerra comercial entre China y Estados Unidos (2018), la Pandemia de Covid-19 (2020) y la Invasión rusa a Ucrania (2022).

Hoy, ante esta nueva realidad económica mundial, acorde a la Cuarta Revolución Industrial, que utiliza a la informática y la internet como recursos clave y a la digitalización como tecnología clave, en la que, mediante el incesante avance de la Inteligencia Artificial (IA), el trabajo humano es aún más sustituible que en la revolución anterior, y en la que podemos estar llegando al fin de la creación de empleo estable y de calidad tal como lo conocíamos, los partidos socialdemócratas de los países desarrollados están debatiendo medidas socioeconómicas como la disminución de la jornada laboral sin disminución de los salarios, la renta básica universal, entre otras, para generar condiciones de libertad, igualdad y justicia ante estos nuevos cambios. Y a esto, también se le suman las discusiones acerca de las políticas a implementar para la firme lucha contra el Cambio Climático, que significa un serio peligro para la vida de la humanidad.

Parafraseando a Salvador Allende: La historia está abierta, y la hacen los pueblos… Lo que importa no es lo que pasa. Lo que importa es cómo actuamos ante lo que pasa.

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